Ilusionista de proyectos
Un ilusionista profesional es aquel que deleita a sus espectadores con fenómenos, trucos, redirigiendo su atención para así asombrarles, mostrarles que cosas imposibles, que contradicen las leyes naturales, pueden suceder. Ya sabéis: alguien cortado por la mitad, un conejo saliendo de una chistera…
Sus espectadores se maravillan, se divierten y se ilusionan. Se sienten tranquilos y, los más crédulos, incluso pueden dudar sobre las leyes naturales desafiadas.
Pues, aunque pueda os pueda sorprender, hay ilusionistas en nuestras organizaciones. Los llamaremos ‘Ilusionistas de proyectos’, algunas veces, aunque su nombre varía según la organización, y no todos eligen serlo.
La cultura y manera de trabajar de estas organizaciones impulsa a estos bien intencionados ilusionistas a crear planes a corto, medio y largo plazo, intentando controlar el más mínimo detalle, anticiparse a todos los futuros riesgos posibles.
Estos planes suelen incluir un gran número de tareas, fases, épicas, etc. que ni tan solo están bajo el control de la organización a la que pertenecen: equipos externos, consultoras, subcontratas…
Estos planes, muy detallados incluso a largo plazo, crean una ilusión dentro de las organizaciones: la ilusión de que todo está controlado, de que no habrá imprevistos o que ya están contemplados, que el plan es seguro… es decir, crea en directivos y interesados una falsa sensación de seguridad y optimismo, a través de la ilusión de control.
Toda esta ilusión no se basa en mentiras, no, se basa en asunciones: la principal es asumir que hoy en día, en un entorno VUCA, nuestros servicios y productos no se verán afectados por ningún cambio ni imprevisto.
El problema siempre viene cuando la ilusión se rompe. Desgraciadamente, creo que quien más o quien menos hemos vivido esta situación.
Cuando la ilusión se rompe es cuando empiezan las tensiones, desconfianza y desilusión de altos mandos y directivos, Ilusionistas presionando equipos y personas que sufrirán de estrés, largas jornadas, cansancio y frustración… Volviendo una organización, por muy bien intencionada que sea, en un lugar menos humano.
¿Quiere decir que una organización no debe planificar? ¿Qué la alternativa es improvisar, el caos? Eso es un mito, y de los grandes, una falsa dicotomía. Y es que ya lo decía Dwight D. Eisenhower hace muchos años: “los planes son inútiles, pero la planificación lo es todo”.
La diferencia puede parecer sutil, pero es enorme. No necesitamos personas y organizaciones dedicando tiempo, esfuerzo y dinero en general ilusiones a medio y largo plazo, detallados y atados al milímetro. Necesitamos organizaciones (y equipos) que entiendan que el cambio no es solo natural, sino bienvenido.
Solo aprendiendo del cambio, del flujo de información de vuelta (en inglés, feedback) organizaciones y equipos puede aprender y adaptar su planificación, mejorar sus procesos y sus productos.
Ya sabéis…
Aceptamos que los requisitos cambien, incluso en etapas tardías del desarrollo. Los procesos Ágiles aprovechan el cambio para proporcionar ventaja competitiva al cliente.
Además, ¿no creéis que en pleno siglo XXI es ya necesario que empecemos a aceptar el cambio como parte de nuestra vida, y preocuparnos más de cómo podemos gestionarlo? ¿No creéis que la salud de los individuos y organizaciones es lo primero?
Team Leader Grupo Expertos ITSM4Agile
Comité de Estándares de itSMF España